“La razón principal por la que estamos invitados a rezar es precisamente para imitar a Jesús, de quien quiero ser discípulo…”,nos dice Paolo Curtaz en “El Dios de Jesús” que aparece ahora en español, editado por Paulinas.
Según nos indican los Evangelios, Jesús rezó varias veces, pero solamente enseñó una oración a sus discípulos.
Lucas y Mateo, en sus respectivos Evangelios, nos la han transmitido, aunque de forma ligeramente diferente, siendo la de Mateo la que más se acerca a la que se recoge en la liturgia..
La oración ocupa un lugar central en la vida del creyente; por eso orar y meditar la oración que Jesús nos enseñó para dirigirnos al Padre adquiere una importancia cardinal.
Ya decían los Padres de la Iglesia que no hay ninguna oración tan completa y fundamental, y a la vez tan sencilla como el Padrenuestro.
Paolo Curtaz nos recuerda en esta obra que creemos en un Dios, el Dios que nos ha mostrado Jesús, y que es precisamente la experiencia de Dios de Jesús la que nos conduce al Padre.
Tras la petición de los discípulos, “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos”, que propicia que Jesús, según nos relata Lucas, nos regale el Padrenuestro, y después de detenerse en identificar a quién oramos, el autor nos presenta en detalle, frase a frase, esta oración, para que “sea la brújula que oriente nuestra navegación por el mar de la vida”, nos dice Curtaz.
Porque hemos sido creados por amor y llamados a amar, esta es una buena oportunidad para crecer en el conocimiento de Dios, del Dios de Jesús.
Quitémonos “el piloto automático” y maduremos cada palabra que dirigimos al Señor cuando elevamos a Él nuestras peticiones en esta oración comunitaria, pues
“la oración modela nuestra mente, abre de par en par nuestro horizonte, nos hace ver cosas nuevas, incluso inesperadas”.
Aprovechemos este nuevo libro de Paolo Curtaz para revisar nuestra relación con la oración, en este Año de la Oración que el Papa Francisco ha propuesto para 2024.
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