Los católicos como ya sabemos, estamos llamados al seguimiento de Jesús, por medio del bautismo.
Nuestra tarea primordial es la imitación de su vida.
Sin embargo, algunas personas tienen un «llamado» especial por Dios. Digamos que son invitados a un seguimiento más cercano, su vida es una entrega total, aceptada libremente por amor. Este estado de vida, lo conocemos como Vida Consagrada.
«La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios padre a su Iglesia por medio del Espíritu» (1). San Juan Pablo II, "Vita Consecrata".
Caracteriza a los llamados a la vida consagrada vivir los «consejos evangélicos», predicados por Jesús en el Evangelio. Estos son: pobreza, castidad y obediencia.
Como curiosidad, todos los católicos estamos llamados a vivir bajos estos tres consejos, aunque los que reciben este llamado especial lo hacen de una manera más intima a Dios.
«…mediante la profesión de los consejos evangélicos la persona consagrada no solo hace de Cristo el centro de la propia vida, sino que se preocupa de reproducir en sí mismo, en cuanto es posible, «aquella forma de vida que escogió el Hijo de Dios al venir al mundo«. (San Juan Pablo II).
También decir, que hay diversas formas de vivir la consagración a Dios. Desde las que están apartadas del mundo, hasta las que están inmersas en el. Enumeramos las siguientes:
- 1. Vida eremítica
- 2. Vírgenes consagradas
- 3. Vida religiosa
- 4. Institutos seculares
- 5. Las sociedades de vida apostólica
Bibliografía recomendada
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