LAS BIENAVENTURANZAS. Camino a la felicidad escrito por Rodrigo Mejía, sj y publicado por Paulinas, Madrid 2020. Páginas 168.
En medio de los graves problemas y sufrimientos de nuestro mundo, sigue siendo actual y apasionante la propuesta de Jesús, que se encuentra en el corazón de su Evangelio: las Bienaventuranzas. Porque Dios nos ha creado para que seamos felices y compartamos esa felicidad con los demás.
Autor: Mons. Rodrigo Mejía, sj
El obispo Rodrigo Mejía, miembro de la Compañía de Jesús, nació en Medellín, Colombia, en 1938. Obtuvo su doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1979. Después de ser ordenado sacerdote trabajó en el Congo y en Kenia. Fue también superior provincial de los jesuitas en la Provincia de África Oriental y en el año 2007 fue consagrado obispo y nombrado vicario apostólico de Soddo-Hosanna (Etiopía). Tras su jubilación, regresó a Nairobi, donde ahora se dedica plenamente al ministerio de los Ejercicios espirituales.
Las Bienaventuranzas. Camino a la felicidad
Si los cristianos nos fijamos solo en los problemas más preocupantes de nuestro mundo, como son las guerras, el paro, la pobreza, el hambre… y nos dejamos atrapar por una desesperanza paralizante, iremos olvidando poco a poco el deseo de Dios: que seamos felices y no personas desdichadas.
Pero disfrutar de la felicidad no es algo exclusivo de los cristianos, sino una necesidad y un anhelo de todos los seres humanos. Los anuncios de publicidad, la propaganda política, las distintas religiones… aseguran, de una a otra forma, la felicidad. Y cada uno emplearemos los medios que creamos más adecuados para conseguirla, pues nadie quiere vivir siendo desgraciado.
En este sentido, el cristianismo no es una excepción, por eso predica y busca con sus acciones la dicha y el bienestar de la gente. Pero no lo hace para seguir la tónica de la sociedad, sino porque lo expuso el mismo Jesús en su programa de vida, que son las Bienaventuranzas; que se encuentran en el corazón del Sermón de la Montaña que se relata en los capítulos 5 al 7 del evangelio de Mateo.
Porque el Sermón de la Montaña es como una explicación concreta de las Bienaventuranzas y está rociado de esa espiritualidad.
El Reinado de Dios que predicó Jesús tiene como actitud básica el amor, que se ejemplifica en estas promesas de felicidad que enseñó a sus discípulos, y que solo se alcanzarán si se pone en práctica la misericordia y la compasión de Dios, que está detrás y en el corazón de cada una de ellas, para llegar a ser en plenitud sus hijos e hijas.
Un programa de vida
Las Bienaventuranzas no son solo un programa de vida comunitaria cristiana, sino una condición esencial para que exista paz, justicia y armonía en la sociedad en que vivimos y en el mundo que nos rodea, en la naturaleza y el universo del que formamos parte. Porque la felicidad individual del cristiano solo puede alcanzarse en plenitud con la felicidad social, en especial de las personas más vulnerables, empobrecidas y excluidas de nuestra Tierra.
La misericordia es una virtud transversal a todas las bienaventuranzas. Por ello el seguidor de Jesús ha de ser misericordioso en cada momento con todos, comunicando así la misericordia que Dios tiene con él. Porque el Reinado de Dios, y las bienaventuranzas para hacerlo realidad, no es una promesa para el día de mañana, para «otra vida», sino para la existencia concreta de cada día. Cada bienaventuranza está formulada en presente no en futuro.
Lo que pretende el autor en estas páginas es presentar unas reflexiones asequibles y prácticas encaminadas a que sirvan de alimento para la meditación y la oración personal, para realizar un retiro en torno a este tema, o para compartir lo reflexionado en la comunidad de la que formamos parte.
