Reflexiones desde el silencio, escrito por María Victoria Romero Hidalgo en la Editorial Paulinas, Madrid 2016.
Este libro se podría encuadrar en el tema de la espiritualidad, pero concreta, pues no se desvanece en las alturas, sino que se encarna en la realidad que nos va ofreciendo la autora, desde sus reflexiones tanto sobre el mundo que la rodea como en sus propios compromisos vocacionales. El público al que están dirigidas estas páginas será, por lo general, adulto.
Autora
La autora, María Victoria Romero Hidalgo, comenta que no es escritora, sino más bien una periodista frustrada que disfruta leyendo y escribiendo. Vive en Granada y pertenece al Instituto Secular Alianza en Jesús por María. Se denomina como una buscadora de infinito y con permanentes deseos de Dios. Por eso le agradecemos su atrevimiento, porque nos abre su corazón, con palabras sencillas, para adentrarnos en el misterio de Dios, de la propia persona y del otro, en un camino siempre de ida y vuelta. Fue durante unos días de Ejercicios espirituales, y al calor del silencio y en diálogos con el Señor, cuando se suscitaron momentos de reflexión y la necesidad de escribirlos. Y el resultado es este conjunto de apuntes, que han ido manando de esa semana, después de escuchar las pistas para la oración y lo que estas despertaban en la autora.
Nos encontramos ante una obra que es fruto de momentos «pasados por el corazón» de Mª Victoria, que consigue internarnos en la segura capacidad que todos tenemos de observar y de dar sentido a esa búsqueda incesante de lo Absoluto, de lo Trascendente. Por este sendero sencillo y natural que va desgranando, nos acercamos a las historias escritas con diferentes tintas, haciendo paradas en las situaciones de «soledad buscada y necesitada», dialogando con el dolor como misterio anclado en las entrañas del ser humano, sabiendo que nada se nos da nunca por hecho.
Dios se hace presente en el silencio
Lo realmente importante acontece muchas veces sin que lo veamos o seamos conscientes. Y los momentos de silencio y encuentro con nosotros mismos, son fundamentales para ir clarificando las decisiones, pues Dios se hace presente en el silencio, en el susurro, en la suave brisa… El silencio lo envuelve todo. La autora nos invita en estas páginas a estar, escuchar, esperar… Con mucha paciencia, mucho cariño, mucha ternura, mucha misericordia…
El silencio apela al misterio, porque todo ser humano tiene necesidad de respuesta al misterio. Se diría que constituye una unidad donde confluyen Dios, el mundo y el ser humano con sus sueños y sus búsquedas. Huele a nuevo, huele a Jesús, huele a eternidad…
El motivo
Su intención es exponer un mensaje que ayude a otros al conocimiento personal y a hacernos más libres, si fuera posible, en medio de nuestro mundo. A lo largo de estas páginas se puede entrever la gran capacidad de observación de la autora, por cuanto, además de ilustrarnos con tan diversas citas que iluminan lo expuesto, busca las raíces más recónditas de cada elemento observado y vivido, lo que fomenta nuestro interés, abriéndonos aún más a disfrutar con su lectura.
Este magnífico libro puede interesar a todos porque, a lo largo de estas páginas no dejarán de sorprenderse, que es uno de los objetivos de la autora, junto con el de ayudarnos a descubrir e incluso a responder en parte a ese sentido de misterio subyacente en todos nosotros. Como herramienta usa la humildad y pone su voluntad a un lado. Con el silencio y la paciencia, nos acercaremos a lo intangible.
No son lecciones de nada. Ni están fundamentadas en escritos o bibliografía de ningún autor. Solo recogen distintos momentos de profundización en la Palabra y su experiencia vital, por si le pueden ayudar a alguien en su reflexión personal y se le aviva el deseo de ahondar en su propia historia.
