SABER ESCUCHAR. Desde un silencio profundo escrito por Alejandro Fernández Barrajón y publicado por Paulinas, Madrid 2020. Páginas 144.
Podemos oír muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, pero eso no implica que hayamos escuchado de verdad lo que ha sucedido en ese momento. Para saber escuchar tenemos que hacer silencio y prestar una profunda atención a los acontecimientos, a los otros, al Otro.
Autor: Alejandro Fernández Barrajón
Alejandro Fernández Barrajón es religioso mercedario y ha sido Presidente de la CONFER. Nació en 1960 en Fuente el Fresno (Ciudad Real) y es autor de varios libros publicados en Editorial Paulinas, el último de ellos Dosis de ternura.
Saber escuchar
En este libro el autor comparte su experiencia sobre la importancia que ha tenido para él saber escuchar, para estar atento a las necesidades de los demás, para saborear en lo profundo de su corazón los hechos que le han sucedido, para escuchar a Dios en la cotidianidad y a través de las más personas con quienes convive, especialmente con las más débiles y sufrientes.
La escucha es un arte y, como cualquier arte, hay que aprenderlo, practicándolo todos los días, en cada momento a solas y en nuestro entorno vital. Para escuchar bien debemos aprender a contemplar la realidad con una nueva mirada, atenta, compasiva, cercana.
La ansiedad no permite que la escucha pueda cosechar frutos. Solo la paciencia y la constancia nos ayudarán a sentir el pálpito de lo que no acontece en el exterior. Para lograrlo es necesaria la reflexión, la meditación, la oración. Solo se encuentra uno con la densidad de lo real desde el silencio de la plegaria y la alabanza. Pero esta oración permanecería infecunda si no produjera frutos concretos, mediante la caridad y la solidaridad que se trasforman en compasión, ternura, felicidad y justicia.
Silencio profundo
La escucha nos ayuda a encontrarnos, a ser en profundidad nosotros mismos. Porque la acción y el compromiso son de vital importancia, pero sabiendo que todo parte de las motivaciones profundas y de aceptarnos como somos, para alcanzar lo que estamos llamados a ser.
Pero el camino no es fácil, está lleno de dificultades, pues la sociedad actual no nos ayuda a escuchar, a entrar paulatinamente en los distintos niveles de la escucha y las actitudes a emplear, en este recorrido tan necesario para ser en plenitud. Actitudes positivas como mirar a los ojos, no preocuparse por el reloj, no mostrar impaciencia…
El respeto es otra de las condiciones básicas para que se lleve a cabo una auténtica escucha. Oír con interés al otro, considerando lo que dice con atención, dejando que se exprese, esperando a que termine para dar nuestra opinión de forma razonada, con cortesía y humildad.
Escuchar para transformar
El cuerpo también es muy importante para ejercitar el lenguaje de la escucha, mediante la mirada, la palabra, un silencio, una caricia, una sonrisa o el abrazo final. Somos cuerpo y mediante el cuerpo nos expresamos, nos relacionamos, escuchamos.
Todo esto nos servirá como cristianos para vivir en profundidad la necesidad de escuchar. Porque la Palabra solo se desvela en el lago interior del silencio. Nos invita a dejarnos sorprender por el misterio de un Dios que camina a nuestro lado y que se hace presente en la carne débil y vulnerable de las personas más desvalidas de la sociedad.
La escucha también ha de hacerse presente en las comunidades de los discípulos que intentan seguir a Jesús. Comunidades que forman la Iglesia, que tiene que escuchar a todos los creyentes, para ser fiel a su misión, y a las personas de otros credos, religiones y formas de pensar diferentes. Porque todos formamos parte de una sola familia, la de los hijos e hijas de Dios.
Y Dios, Padre y Madre de Jesús, se convierte en una brisa que pasa por nuestras vidas, para transformar nuestros corazones y vivir así en fraternidad, siendo libres y felices.
