Tecla fue un ejemplo y un modelo también en la prueba, en el sufrimiento físico, que consiguió postrar su débil salud.
Maestra Tecla en el clima de intenso recogimiento y oración, concentró sus energías en confiar al Señor a todas sus «hijas» y ofrecer su misma vida por la santificación de todas.
Y el 28 de mayo de 1961, solemnidad de la Santísima Trinidad, que celebra la plenitud de la presencia y santidad de Dios en medio de su pueblo, la Maestra Tecla se ofreció a morir por «ganar» a todas las Hijas de San Pablo para una adhesión perfecta a la voluntad divina.
«La piedad debe llevarnos a uniformar con Jesús Maestro todos nuestros pensamientos,
nuestros afectos, nuestra voluntad, nuestros deseos». (M. Tecla)