Kadowaki Kakichi, J., El Zen y la Biblia. Lectura corporal de la Palabra y luces del Kôan, San Pablo, Madrid, 2019, 270 pp.
Autor
Kakichi (1926-2017) fue profesor de Antropología filosófica y director de ejercicios espirituales de estilo zen. Esta obra ha sido editada gracias a apuntes inéditos y otros archivos conservados en la Compañía de Jesús. Está dividida en tres partes, en la primera se invita a aprender el zen, en la segunda se establece el diálogo entre la espiritualidad oriental y occidental, y en la tercera se sugiere cómo integrar los Ejercicios Espirituales ignacianos con la mística del zen.
El Zen
El Zen es la quintaesencia de la cultura oriental. Tanto en el Zen como en el cristianismo hay un mismo camino para reconciliarse con los demás y con el mundo. La conversión de corazón. La vida de cada persona es un viaje. Entrar en un monasterio es igual a entrar en un noviciado cristiano. Ambos ingresos suponen la superación de pruebas. Si para Occidente el aprendizaje se basa más en la razón, para Oriente el aprendizaje es corporal. El cuerpo es el ojo del alma.
En el zen todas las facultades del alma y del cuerpo se funden en un simple “mu”. Primero es necesario acompasar la respiración para ir al corazón, al deseo más profundo de la persona. Los deseos muchas veces están desordenados. En el Zen no se hacen discusiones abstractas, se basa en kôan. Hay cinco tipos diferentes y todos son pequeñas frases. Temas clave que da el maestro al discípulo para conducirlo al despertar.
La Biblia
En el Antiguo Testamento se enseña que hay que amar al prójimo y Jesús añade “ama a tu enemigo”. Poner la fe en Jesús es reconocer el don gratuito de la fe por la gracia de Dios. La gracia de Dios se da en la persona entera. El cuerpo es la morada existencial del Espíritu Santo. Dios es más grande de lo podemos imaginar. La vida es una gran aventura. Jesús está presente de forma silenciosa. El silencio habla. Jesús frente a la mujer sorprendida en adulterio permanece en silencio (Jn. 8, 1-11).
La esencia del cristianismo es vivir una vida con Cristo. La experiencia del zen puede ayudar a comprender pasajes de la Biblia, por ejemplo cuando Jesús recomienda ser como niños, ser dóciles. Profundizar en la noche del sentido- como decía San Juan de la Cruz. Tener la convicción que el Padre celestial no nos abandona nunca. Seguir a Cristo es estar en el mundo con paz y sin hacer mal. Entregarse libre y creativamente a toda la humanidad. Descubrir que Jesús es fuente de amor infinita para todo el género humano.
Dejarse llevar por ese Aliento de Vida y vivir una vida de gozo y libertad. El hombre está en la tierra para alabar a Dios. En todo amar y servir. Eliminar el amor propio y dejarse habitar por Dios. Asumir el sentido secreto de la cruz. La cruz de Jesús está vinculada a cada persona. Mirar al cuerpo del Crucificado. Los conflictos surgen de separarse del amor de Dios. Si las aves del cielo y los lirios del campo son importantes para Dios, cuánto más el ser humano.
Conclusión
En resumen, un libro delicioso de leer. Juan Masía ha editado esta obra con un lenguaje poético y sugerente. Ha sabido narrar la experiencia personal del Maestro Kakichi y explicar la mística oriental. La edición tiene notas a pie de página y un glosario de términos. Es un libro imprescindible para introducirse en la mística oriental.
Marta Sánchez