Conversaciones con María escrito por Santiago Chivite Navascués y editado por Paulinas, Madrid 2019.Páginas 168.
María es la protagonista de este hermoso relato. Después de la muerte de Jesús está viviendo con Juan Zebedeo, con el mantiene varias conversaciones en las que van recordando los acontecimientos que vivió Jesús a lo largo de toda su vida.
Autor
Santiago Chivite Navascués nació en Cintruénigo en 1947. Se licenció en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, donde también se doctoró. Trabajó en el diario YA y la agencia Logos y dirigió las revistas Comunicación XXI y Reinado Social. Fue director de comunicación de la Conferencia Episcopal. Ha colaborado en las revistas Familia Cristiana, Mundo Hispánico y Boletín Fere. En Paulinas publicó Al paso de cada día en 1995.
El autor nos advierte: «No soy teólogo ni biblista». Como no es teólogo, no pretende ofrecer un manual de alta teología. El texto tiene un cierto candor, una cierta inocencia, un tono muy logrado de sabrosa infancia espiritual. En él no caben ni dogmas ni herejías. Solo contiene el Evangelio de Jesús contado a los sencillos, y relatado por testigos de primera mano: María y Juan.
Como tampoco es biblista no pretende ofrecer un manual de exégesis científica. Lo que quiere el autor es ir al meollo del Evangelio, que es donde está el verdadero alimento espiritual, lo que proporciona al alma el gusto y el sabor.
Santiago se parece más al catequista y esto explica el carácter cristalino del texto y el tono familiar de la conversación. Por eso el título es tan acertado: Conversaciones con María. El autor dice ser «un curioso de la persona de María». Ahí nació la idea de escribir este libro: la curiosidad por la persona de María. Pero hasta el mismo autor se vio sorprendido a medida que avanzaba en su trabajo. Atraído por María, resultó que al final acabó centrando la atención en Jesús. Todo lo que es verdaderamente evangélico nos lleva a Jesús. Y María es más evangélica que nadie.
Conversaciones con María
En estas páginas se nos ofrecen una secuencia bien estructurada de escenas evangélicas que resumen muy bien el itinerario de Jesús, sus enseñanzas, su vida social, su derroche de misericordia con los necesitados, su trato íntimo con sus íntimos, su palabra oportuna en cada ocasión y para cada oyente, sus encuentros más cordiales y los conflictos más virulentos con los que no soportaban tanta bondad… Van apareciendo por orden y sin tarjeta de invitación todos los personajes del Evangelio. Cada uno recibe el trato y la palabra cálida y sanadora de Jesús y, si es necesario, la palabra crítica y denunciadora.
Y lo cuenta con un candor sin igual Juan, el que bebió confidencias recostado en el pecho del Maestro. Y a Juan le ayuda María con sus preguntas y con sus recuerdos. Lo más impactante del relato son sin duda los recuerdos de María, evocando la convivencia hogareña con su hijo y mostrando una imagen muy humana de Jesús, que se va desvelando a lo largo del texto. Esto sí que es pura encarnación o humanización de Dios. Pero, a través de un Jesús tan humano se abre un horizonte enorme de trascendencia, de divinidad.
El texto no se ahorra el final afrentoso del Maestro. María no quiere perderse ni un detalle de ese final. Pide a Juan, su hijo adoptivo o adoptado al pie de la Cruz, que le cuente hasta el último detalle, aunque tenga que escucharlo María con el alma o el corazón partido por medio. Estaba advertida por el anciano Simeón desde hacía mucho tiempo. «¿Cómo fue?», insiste María una y otra vez. Y Juan le va relatando los detalles más dolorosos del final. Pero Jesús termina resucitando. Es el gran milagro, el definitivo. Ahora María puede ya irse en paz, porque los ojos de su fe han visto a su Hijo glorioso y resucitado.