Me llamo Meriam escrito por Antonella Napoli y editado por Paulinas, Madrid 2018. Páginas 136.
En este relato apasionante, se nos ofrece el testimonio de Meriam Ibrahim Ishag, que sufrió el encarcelamiento en una prisión sudanesa por no querer abjurar de su fe cristiana, hasta ser liberada después de muchas penalidades, pero saliendo fortalecida en su fe y su dignidad como persona.
Autora
Antonella Napoli es periodista y escritora, colaboradora de Vanity Fair, Limes y Huffington Post. La presidenta de la asociación Italianos por Darfur Onlus, ha estado trabajando por los derechos humanos desde hace muchos años, promoviendo campañas, eventos e iniciativas institucionales. También es la coordinadora para Italia de la campaña internacional Sudán 365. Es la única periodista italiana que reunió en Sudán los testimonios de las mujeres víctimas de violación, utilizada como arma de guerra, y autora del informe Regreso al Infierno de Darfur. Ha recibido la Medalla de Reconocimiento de la Presidencia de la República Italiana.
Me llamo Meriam
Su caso mantuvo a millones de personas durante meses en una permanente incertidumbre. Meriam Ibrahim Ishag, una joven sudanesa de religión cristiana, fue arrestada por un tribunal en Jartum, después de que un pariente desconocido la denunciara por apostasía.
Fue encarcelada cuando estaba embarazada junto a su hijo pequeño, en condiciones muy duras, en el octavo mes de embarazo. Fue condenada a 100 latigazos por el cargo de adulterio por casarse con un cristiano y la muerte por ahorcamiento por negarse a abjurar de su fe cristiana.
Meriam dio a luz a su hija en prisión, encadenada. Pero siguió sin mirar hacia abajo, luchando por su libertad, porque se sabía inocente de los cargos que la imputaban. Y con ella luchó, día tras día hasta su liberación, Antonella Napoli, la periodista italiana que promovió la campaña para que su caso acaparara la atención del mundo.
Ahora es ella la que cuenta su historia, la de tantas niñas y mujeres aún hoy, para intentar que no se repita.
Meriam Ibrahim Ishag
Nos cuenta:
«Cuando, una calurosa mañana de mayo, el juez pronunció la sentencia que me condenaba a cien latigazos por adulterio y a muerte en la horca por apostasía, no imaginé que iba a convertirme en un símbolo ni aspiraba, ni mucho menos, a convertirme en uno. Me interesaban tan solo mi fe y el respeto por los principios con los que me había criado y en los que creía firmemente.
Sabía, es cierto, que decenas, tal vez centenares, o incluso miles de personas en todo el mundo esperaban el veredicto del tribunal conteniendo la respiración, ante una mujer que se arriesgara a morir antes que renegar de su propia religión…
Mientras leía la sentencia, el juez Al-Khalifa subrayó el hecho de que me había concedido tres días para abjurar del cristianismo y que yo me había negado.
Y concluyó diciendo que, por no haberme convertido al islam, merecía un duro castigo. Escuché sus palabras sin bajar la mirada…
Seguir la Fe
En ese momento no sabía que era un símbolo, ni me importaba.
Solo pensaba en mi esposo, en el pequeño Martin y en la vida que crecía dentro de mí.
Pensaba que bastaba con pronunciar dos palabras para salir de aquella pesadilla y regresar a una vida normal. Pero no quise pronunciarlas. Ni en ese momento ni nunca.
Prefería soportar cualquier condena, por defender mi dignidad; y proteger la libertad de escoger y creer en la religión de cada uno. Fuese la que fuese».
Destinatarios
Es un testimonio de la vida. Vivida con mucha fe y esperanza. Por ser testimonio verdadera es dura, pero merece la pena para aumentar nuestra Fe. Es un libro que lo pueden leer todos.