Un mes con las virtudes de María escrito por Antonio González Vinagre y publicado por Paulinas, Madrid 2020. Páginas 168.
Estas páginas nos hablan de treinta virtudes, pero no desde una visión general de las mismas, sino encarnadas y vividas por una persona en concreto, la Madre que dio a luz a Jesucristo, con lo que dio un vuelco decisivo a la Historia. Ella es María de Nazaret.
Autor: Antonio González Vinagre
Antonio González Vinagre ha publicado más de treinta títulos en varias editoriales, algunos de ellos relacionados con temas similares al de este libro para fomentar la devoción mariana. Su formación le ha llevado por los cauces de la educación y la pastoral popular.
Un mes con las virtudes de María
Desde siempre ha habido unos meses, entre los cuáles el de Mayo ha adquirido un relieve mayor, en los que la devoción popular ensalza a María de una manera especial.
Son momentos importantes en nuestro camino de fe, para reafirmar el amor por nuestra Madre, que siempre nos conduce al encuentro de su Hijo, para que nos infunda nuevos ánimos y así reavivar el seguimiento de Jesús.
En estas páginas se ofrecen algunas de las virtudes que María llevó a cabo en su vida. Se han escogido treinta, para poder meditar cada una en el día a día del mes de Mayo, de Octubre o de cualquier otro mes del año, pues uno de ellos puede ser un buen momento para adentrarnos en el misterio de la vida de María. Todas las reflexiones están refrendadas por textos de los Papas, del Catecismo o de grandes santos y santas de la historia de la Iglesia.
Las virtudes de María
Con estas virtudes el autor nos invita a acercarnos, de la mano de la Madre, al modelo de santidad que nos ofreció su Hijo Jesús, cumpliendo la voluntad de su Padre Dios y viviendo una entrega feliz y misericordiosa al servicio de la humanidad, en especial de la más sufriente y excluida. Solo así iremos respirando, compartiendo y viviendo con “los mismos sentimientos de Cristo”.
Podríamos confundir las virtudes con los valores, que tan necesarios son hoy en nuestro mundo. Pero unas y otros tienen sus características propias. Los valores son pautas de comportamiento que nos ayudan a mejorar y a crecer tanto humana, como psicológicamente, para así mejorar a la vez el entorno existencial en el que nos movemos.
Pero las virtudes se adentran en el interior de cada persona, en el corazón y nos impulsan a progresar espiritualmente, como hijos e hijas de Dios, que pretenden transparentar el misterio que les habita y que no pueden más que comunicarlo a su alrededor.
Así las vivió María, meditando, rumiando en su corazón cada una de ellas, haciendo que creciera cada día su unión con el Dios de su pueblo, con el Espíritu que había sembrado en ella la semilla del Mesías, que anidaría en sus entrañas y daría una nueva Luz y Esperanza al mundo.
Para todos los días
Cada virtud sigue el mismo esquema, para que se medite con una actitud oracional:
Señal de la cruz.
Ángelus o Regina coeli.
Oración inicial.
Meditación.
Minutos de silencio.
Cómo vivir esta virtud.
Canto a María.
Oración, Despedida y Canto final.