Para Tecla su mirada y lectura de la historia era sobre todo a la luz y confianza en Dios y de la sabiduría que emanaba de su Palabra. Eso era para ella su fuerza y esperanza.
De sus escritos: «Creeré que todo está dispuesto por nuestro Buen Padre celestial, lo que a nosotros nos agrada y lo que no nos agrada; muchas veces permite también el mal para obtener el bien.
Examinaré si mi corazón reposa tranquilo en el corazón de Dios, que piensa en mí continuamente.
Cuando tenemos mayor necesidad, aumentamos nuestra fe. Y aquella Providencia que nutre a todos sus hijos, que no abandona, que continuará obrando como siempre ha hecho.
Apoyémonos solo en Dios. Abandonémonos en Él. Él es Bueno, infinitamente Bueno».
Tú, mí Dios piensas siempre en mí, estás dentro de mí… fuera de mí.
Estoy escrita en tus manos. Confío en ti, me fío de ti. (Ven. Tecla Merlo)