Tecla Merlo era una verdadera Madre, tenía el corazón de Madre. Así la definía el Beato P. Santiago Alberione (Fundador de la Familia Paulina): «Madre», tendrán muchas otras maestras, pero solo ella fue y es sobre todo la Madre del Instituto«.
El su gran corazón de Madre, en realidad estaba toda la Familia Paulina, a la que había visto nacer y a cuyo crecimiento había cooperado, como testimonia el mismo Fundador: «Sentía sus dificultades, se alegraba con su desarrollo, se informaba. En su última enfermedad, recordaba y rezaba«.
Los Paulinos la sentían como Madre. Tecla le había visto crecer, trabajar, sacrificarse por el Evangelio junto a sus Hijas. Los amaba tiernamente, y ellos correspondían a ese amor.
Siempre sostuvo las Pías Discípulas, que siempre amó y apreció, demostrando que comprendió la finalidad de su misión desde el principio y cuando con sus esfuerzos, consiguieron su autonomía, se alegraba al escuchar los progresos hechos: «Estoy contenta – decía – estoy muy contenta con vosotras. Que el Señor as bendiga: ¡sigan adelante!«.
Por el nacimiento de las Pastorcitas, Tecla rezó y colaboró, animándolas con palabras, oración y gestos de benevolencia. en una nota escribió: «Las sigo en las cosas bonitas que hacen, en sus progresos, y me alegro por ello. Bendito sea el Señor«.
Maestra Tecla experimentó una ternura intensa, un amor premuroso y providente por las Apostolinas, la congregación más joven de la Familia Paulina. Las sostuvo, estimulando y ayudando.
El papel de la Primera Maestra Tecla en la fundación de los Institutos agregados fue muy importante, por su apoyo al P. Alberione, por su intensa oración, por el constante estimulo a los que buscaban y acompañaban a los primeros miembros.
Maestra Tecla – que es fruto de la oración de los primeros Cooperadores, como testimonia el mismo Fundador – nos exhortó siempre a acogerlos, formarlos e involucrarlos en la misión. Por ellos rezó y ofreció sus sacrificios.
Es hermoso ser y saberse Familia, como también sentir que el deseo y el compromiso de caminar cada vez más juntos para proclamar el Evangelio, en la diversidad y en la complementariedad de los dones, es para nosotras una preciosa herencia recibida de Maestra Tecla Merlo.
(Palabras de la Hna Anna Caiazza, Superiora general de las Hijas de San Pablo)