Tecla Merlo, o Maestra Tecla como la llamamos, permanecía en Dios en todo y por todo.
Era también una persona que se cuestionaba continuamente: «¿Me esfuerzo en dejar libre el corazón al trabajo de la gracia, quitando mi yo, que es el principal obstáculo para poder alcanzar mi bien y el de los demás?
Procuremos tener el corazón lleno de Dios para llevarlo a las almas con todos los medios. ¡Qué bello y santo es comunicar a los demás aquel Jesús, que nosotros queremos llevar siempre en el corazón!
Vivamos la intimidad con el Maestro Divino: mente, voluntad y corazón, corazón y obras, sentidos, manos, pies, ojos, oído, todo por él y con unión con él, hasta que el alma no desee y no repose sino en Dios, porque sin el apoyo de la gracia de Dios, no podemos hacer nada: «sola no puedo nada, con Dios lo puedo todo».
«Dios mío que yo me esconda en ti, como la gota en el océano.
Me abandono en ti completamente, en todo, siempre».